Se propone una arquitectura que el cliente puede valorar como superior a la habitual gracias a su cuidado diseño. Dentro de unos costes razonables, es necesario diferenciarse de la monotonía del diseño de otras promociones. La estrategia ha sido:

1. Buscar la exclusividad de las viviendas apostando por la mayor sensación de espacio e identidad exterior. Hay que basarse en valores objetivos que el cliente pueda apreciar. Por ejemplo: a igualdad de otros factores, un cliente normal prefiere vivir en una vivienda aislada que una adosada, o al menos en una pareada. El diseño combina dos tipologías para conseguir un producto mejor. Viviendas adosadas que en la planta alta son aisladas. Todo ello con un diseño depurado que distingue la promoción. Los huecos abocinados, aparte de dar identidad a la promoción, permiten integrar mayores ángulos de visión del paisaje exterior a través de las ventanas.
2. Viviendas con los jardines y fachada principal mirando siempre al sur. Para ello, se disponen vías rodadas de acceso a las parcelas desde el norte. Estas vías se tratan de manera naturalizada para que se integren en el espacio ajardinado y el peatón conserve la prioridad y el protagonismo en estos espacios interiores de parcela. No se pierde la percepción de espacio interior de parcela ajardinada.
3. Evitar la alta compacidad de espacios interiores y volúmenes exteriores que generan viviendas-cajas. Interiormente, un juego de doble espacio abierto e iluminado desde el exterior, con circulaciones alrededor, permite aumentar las sensaciones de espacio interior y de tamaño de casa, generando además zonas de estudio casual («área postcovid») muy valorados por los clientes.

Gracias al elegante volumen exento en planta alta, el cliente identifica perfectamente desde el exterior la unidad de su casa. La vivienda se vive como unifamiliar aislada en planta alta. El aislamiento acústico con respecto al vecino es mayor, la ventilación e iluminación que introduce en la vivienda es considerable y la sensación de espacio en esa planta es sustancial porque las zonas de circulación, doble espacio y estudio, se abren al espacio de terraza. Todo esto mejora la habitabilidad y la sostenibilidad de la vivienda.

Además, se genera una zona exterior de terraza con un uso diferenciado (por ejemplo, para niños o para organizar una merienda o un desayuno especial) con más campo visual que da riqueza espacial y flexibilidad a la vivienda. En vez de un pequeño balcón, se aporta un lugar que suma superficie útil y amplifica la sensación de espacio desde el interior.