DATOS DEL PROYECTO

Arquitectos: HOMBRE DE PIEDRA ARQUITECTOS, BURÓ 4

Cliente: AUTORIDAD PORTUARIA DEL PUERTO DE SEVILLA

Uso: TRANSPORTE

Ubicación: MUELLE DE LAS DELICIAS, PUERTO DE SEVILLA

Superficie construida: 1.096 m2

Año construcción: 2017

Fotografía: JESÚS GRANADA

Premios:

PREMIO A LA MEJOR OBRA DEL COLEGIO OFICIAL DE ARQUITECTOS DE SEVILLA 2017

PREMIO ANDALUCÍA INMOBILIARIA 2018 A LA INNOVACIÓN ARQUITECTÓNICA 

TERMINAL DE CRUCEROS DE SEVILLA

Puertos y ciudades comparten la característica de estar siempre en constante cambio. Para resolver los retos que plantea esta interacción, las edificaciones portuarias deben tener la capacidad de cambiar en el tiempo sin recurrir a la improvisación. Una solución puede ser plantear arquitecturas modulares industrializadas, que pongan en valor su naturaleza portuaria como signo distintivo, pero diseñadas con la calidad arquitectónica que obliga su vocación de integración urbana.

En este sentido, el Puerto de Sevilla requería una nueva terminal de cruceros con un carácter flexible, multiusos, ampliable, fácilmente removible e incluso trasladable. Esto le permitiría adecuarse gradualmente al aumento en el volumen de pasajeros, así como a las posibilidades futuras del valioso espacio urbano-portuario del Muelle de las Delicias. Por otro lado, el lugar junto al río Guadalquivir a su paso por Sevilla reclamaba un objeto de calidad arquitectónica que propiciara realmente el diálogo activo entre el puerto y su entorno urbano.

La terminal de cruceros promovida por la Autoridad Portuaria de Sevilla, y diseñada por Hombre de Piedra Arquitectos y Buró 4, alcanza todos estos objetivos con un proyecto sostenible y modular que aprovecha las posibilidades constructivas de los contenedores marítimos reciclados. El proyecto, además, integra el edificio en un entorno urbano de gran valor paisajístico, muy céntrico, y adapta su arquitectura al clima mediterráneo.

La construcción se ha realizado en varias fases. La primera etapa data de 2013 y en ella se colocaron parte de los contenedores reutilizados. Siguiendo un plan que es parte esencial del proyecto, el edificio ha ido ampliándose, incrementado el número de módulos, pasando la planta baja de tener 460m2 en la configuración original a 891m2 en el año 2017. Asimismo, ha hecho transitable la planta alta, lo que aumenta la superficie total del centro de recepción de pasajeros a 1.096 m2. Una arquitectura diseñada para evolucionar en el tiempo adaptándose a las necesidades de cada momento, es sostenible porque se amortiza mejor los recursos materiales, energéticos y económicos.

El diseño de la terminal ha permitido que la actuación se entienda no sólo desde parámetros funcionales portuarios, sino también desde urbanos y arquitectónicos, lo que ha propiciado una buena acogida por parte de la ciudad. De hecho, además de su función como centro de recepción de pasajeros, el edificio funciona como espacio multiusos para acoger eventos culturales y sociales de la ciudad.

El edificio está compuesto por contenedores high-cube, dispuestos en paralelo, y sobre ellos se han colocado contenedores estándar, que funcionan como lucernarios.  Todo esto genera un espacio diáfano animado con una sucesión rítmica de luces y sombras, de alturas simples y dobles y de paredes de chapa grecada que permiten reconocer la construcción.

Asimismo, el estudio bioclimático del edificio permite espacios más confortables, además de un ahorro energético que mejora su sostenibilidad. El aire más cálido se sitúa en la parte superior de los dobles espacios. En los extremos este y oeste de los lucernarios se diseñan ventanas de forma que los vientos dominantes cruzan fácilmente el edificio retirando el calor de la parte alta.